martes, 17 de febrero de 2009

El rol de los medios de comunicación en tiempos neoliberales


Los medios de comunicación han adquirido, dentro de la actual cultura, una centralidad mucho más grande que en décadas anteriores. Ella se expresa de diferentes modos:

• Por un lado se han convertido en los principales legitimadores de hechos e ideas: fijan agendas, determinan que es noticia o no, establecen qué debe difundirse y debatirse, consagran o condenan valores y explicaciones acerca de lo real. En ese sentido, los medios han ganado supremacía sobre instituciones que en otros tiempos cumplían ese papel, tales como la escuela y la iglesia.
• Por otro lado, los medios se han convertido en los principales espacios de representación e interacción social. La escena política se construye principalmente en ellos, mucho más que en los partidos, los parlamentos, las organizaciones populares. Así, los medios se han vuelto intermediarios entre los ciudadanos y el poder.
• Finalmente, los medios son los grandes y principales proveedores del entretenimiento, el recurso central para el descanso y la distracción de la mayor parte de la población.

Estos medios, de creciente importancia, están concentrados en muy pocas manos. Existen hoy verdaderos monopolios, industrias culturales de alta rentabilidad económica que, además, ejercen gran influencia política en el ámbito estatal.

El poder de los gobiernos se hace cada vez más pequeño frente al poder de las empresas de comunicación. La marcada tendencia hacia la privatización de los medios anuncia una restricción significativa de la oferta de programas de servicio social, una disminución del uso de la comunicación para el desarrollo integral de los países y un serio peligro para la democratización de las comunicaciones. Porque lo que se muestra en esos medios es cada vez menos variado y quienes se expresan en ellos son cada vez menos. En ese sentido se puede ver que:

• A pesar de la gran oferta de medios y programas, lo que existe es un discurso global que promueve los valores de la competencia, la eficacia, el individualismo. Es el lenguaje del mercado que se ha constituido en el gran regulador y referente de la vida social y de los demás valores. Todo lo que no se adecúa al mercado es considerado marginal y secundario. Así, valores universales como la solidaridad, la honestidad, la justicia, son confrontados por las imágenes fáciles del ascenso personal, la fama, el éxito, y el aprovechamiento de oportunidades.
• Cada vez con mas fuerza la realidad es convertida en espectáculo. Los medios invitan a ver lo que pasa pero no motivan a analizarlo ni a actuar, mucho menos a modificarlo.

El esfuerzo principal del capitalismo actual está puesto en la guerra cultural por el dominio de la vida cotidiana. Esto es, usted puede decir lo que le parezca y le puede gustar o no el anarquismo, las telenovelas, la ecología, Borges, los precios al consumidor, el sexo seguro, la post-modernidad o los comunistas, pero aténgase a que la única cultura posible de la vida cotidiana es la del capitalismo.
La reproducción cultural universal de su dominación le es básica entonces, al capitalismo, para suplir los limites de su alcance real y dominar a todos los excluidos mediante su consenso. Para ganar su guerra cultural le es preciso eliminar la rebeldía y prevenir las rebeliones, homogeneizar los sentimientos y las ideas, igualar los sueños.


¿Se puede pensar un proyecto alternativo de comunicación?

Primeramente hay que resaltar que aspiramos a un tipo de país distinto, con justicia social y dignidad nacional, un país que resalte los valores más puros y humanistas de su pueblo. Valores como la solidaridad, la democracia, la soberanía, un proyecto basado en la no explotación y la no alineación. Una civilización capaz de generar otro tipo de hombre que el conocido en el capitalismo: el hombre solidario, el hombre que no será nunca más lobo del hombre.
Para conquistar semejante objetivo entendemos a los medios de comunicación como instrumento y un arma en la lucha por otra subjetividad.. La comunicación alternativa solo puede ser efectiva en articulación con otros esfuerzos, debe crearse en armonía e interacción con el resto de las experiencias, luchas, vivencias colectivas de los que persiguen el mismo objetivo.
Los medios de comunicación alternativos y populares deben asumir un rol central en la generación de una nueva ciudadanía.

La búsqueda de ampliación y consolidación de los “consumidores” de este otro tipo de comunicación se encuentra en muchos casos atravesada por diversos problemas o limitaciones. El no conocer suficientemente el público a quien se le quiere comunicar, la falta de criterios claros acerca de los contenidos, a veces diferencias seria en torno a ellos, los problemas económicos-financieros que no son menores, o lisa y llanamente la existencia de criterios que no toman en cuenta al público y sus particularidades.
La peor de las limitaciones que puede tener un proyecto que pretende ser de otro tipo, es ser pensado sólo con una visión instrumental, meramente como difusor, sin valorar su enorme aporte en el desarrollo y ampliación del proyecto de comunicación alternativa.

Todos estos problemas provocan fracasos significativos en muchos medios por su escasa penetración a niveles juveniles. Existen muchas demandas no satisfechas, tanto a nivel de temáticas como de formas de vinculación comunicativas, que alejan a importantes capas de la población.
Se puede pensar en un proyecto de comunicación alternativo teniendo en cuenta la diversidad y la participación, el compromiso y la profesionalización, la creatividad y el sacrificio. Espacios colectivos desde donde tener una mirada sobre las experiencias que duermen en nuestro pueblo, llevar en alto la memoria histórica como un patrimonio, tener una óptica mucho más profunda sobre la realidad, difundir la enorme producción cultural que existe, tener en cuenta al conocimiento y la capacitación como aportes fundamentales a la hora de asumir una herramienta, sumar al pensamiento colectivo de una manera mas creativa y superadora, en fin, lograr que los medios de comunicación tengan un rol mucho más ambicioso y efectivo en la construcción de una sociedad distinta.